lunes, 18 de octubre de 2010

A veces la cercanía...

A veces la cercanía no es signo de amor
Como la distancia no es signo de indiferencia.
Estoy lejos como barco del roquerío,
Mi musa persistente en mi alma y mi razón.

Te observo desde un lejano bote sin remos
Y mis manos amarradas gritan por tu gloria.
Lloran por abrazos esquivos e inseguros
Y por palabras arrancadas del corazón.


Como Cristo en la cruz brota sangre de mis manos
Doliente perpetuo en signos indiferentes.
Mi alma ahorca Todo grito desesperado,
Toda calumnia rota por tu despecho y dolor.

Y, mirándote así tan fijo del horizonte
Tu vida se me escapa como el agua a mis manos,
Se escurre entre las grietas del olvido de antaño,
Destruyendo esa vida de dulzor y color.

1 comentarios:

Daniela dijo...

Me encantaros todos tu poemas :) y este es uno de los que más me gustó, la primera estrofa es exelente <3 no dejes de escribir ;)