viernes, 14 de mayo de 2010

Por eso me niego a no amarte

No te pediré que volvamos,
pero me niego a no amarte
por que tus lágrimas y risas
llenan mi corazón de arte.

Porque en las tristes frías noches
fuiste tú mi único consuelo,
más que mi almohada empapada
de mi señero amor sincero.

Más que mi pipa y mi tabaco
que tal sensación placentera
hacía sentir en mi alma
la amarga y abrumante pena.

Y ni siquiera el corto sueño
me hace olvidar tu existencia.
¡Por eso me niego a no amarte!
aunque tu amor ya no me entienda.

jueves, 13 de mayo de 2010

Navegante

Que es lo que me está pasando
que en la quietud perfecta
todo empieza a temblar
se remueven mis caminos
se hace trizas el retrato
de mi infancia y su calor
Mi familia y mis amigos
se me ponen frente a frente
si al medio de esta tormenta
nacerán las flores
de un lugar Azul e inmenso

Justificar mi ausencia
no es más que pretexto
de vida y aventura
como oración sin leyes
en libertad inquieta
mi rostro se bañaba
con el fulgor de las estrellas
que cantan la mañana
bien juntas con mis sueños
todo estaba allí trenzado
hasta que dí el paso,
hasta que tu amor me dijo

Y si al cielo lo cambiaras
por toda la realidad
sé que todo sería tan diferente
ya que la fe que tu haz puesto
no se juega no se tranza
ni por un solo momento
es fogata que corre en tus venas
quizás tiempo gastado,
Es un sol que llevas dentro
primero y sin segundo,
el amanecer de tu alma

Si yo fuera navegante,
capitán o simple infante
de inmediato aceptaré,
que la tierra siempre lejos,
que la niebla imponderable,
en mis mapas son la sal
que tormentas indomables
y mujeres que lloraban
hasta el amanecer
fueron por mi amigo, hermano,
su sonrisa amada,
sus ojos de fuego y noche

Y si al cielo lo cambiaras
por toda la realidad
sé que todo sería tan diferente
ya que la fe que tu haz puesto
no se juega no se tranza
ni por un solo momento
es fogata que corre en tus venas,
es quizás tiempo gastado,
es un sol que llevas dentro
primero y sin segundo,
el amanecer de tu alma.

EDUARDO GATTI

lunes, 10 de mayo de 2010

Poema 20

PUEDO escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: " La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.


PABLO NERUDA

sábado, 8 de mayo de 2010

Odiar

Y no se pudo evitar moribunda catástrofe,
tú lo quisiste así y yo no pude hacer nada.
Ni suspiros, ni lágrimas al anochecer
evitaron ahora el sentimiento que tengo.

Yo te quise y te amë como nadie en este mundo.
Un fatal resbalón en mi degradante vida.
Ahora me torturo pensando que eres otra,
que olvidaste mis caricias y mis dulces besos.

Te enemisto, y te lo digo de frente, te aborrezco.
Te odio tanto como la lluvia al sol miserable,
como la leña al fuego quemante y putrefacto,
como tus primeros besos, dagas en el llanto.

viernes, 7 de mayo de 2010

Soy el hombre

Soy el hombre. Un demente sin sangre roja,
la lluvia ya no me inunda mis grandes ojos.
Me arrastro como un gusano en la tierra salvaje.
Me despojo de mis brazos y de mi razón.

Soy el hombre. Me arranco el corazón a pedazos
y camino por desiertos y frondosos bosques.
Palpo con mis caídas manos musgos de la tierra,
me cubro con la greda de mis antepasados.

Soy el hombre. Quiebro mi alma en infinitos trozos.
Ya no siento amor, ni paz, ni consuelo alguno.
Sobrevuelo el horizonte entre las veinte ráfagas.
Planeo sobre la ciudad sangrante y enferma.

Soy el hombre. Quemo con fuego mis pensamientos.
Caigo en un estado de inercia imaginaria
y me despojo de mi voz, mi vista, mi tacto,
Mi olfato, mi intuición, mi vida, mi amor.

Soy el hombre. No tengo absolutamente nada
y medito sobre mi propia y nula existencia.

domingo, 2 de mayo de 2010

Y aun te sigo queriendo...

Y aun te sigo queriendo
como cuando te vi,
como ayer.

Como cuando me miras
o me mirabas
o pensabas en mí.

Como cuando sentí tu voz,
tu dulce aroma
de lima y melón.

Aun te sigo queriendo,
y es igual que ayer.

Ayer me amaste, lo sé.