miércoles, 11 de mayo de 2011

Extraño

Extraño pronunciar tu nombre.
Tu recuerdo vaga por mis tristes paredes.
En cada espacio de mi conciencia
baila tu risa de niña ajena.
El infinito parece más largo
cuando en mi mente aparece un abrazo,
alargando las noches más oscuras
de la ciudad de luces ciegas.
Es punzante tu mirada sobre la mía,
que aún recuerdo tus ojos sollozando
y bailando una lágrima en tu mejilla.
Recuerdo tus recuerdos,
y en cada segundo se esfuma
tu figura danzante
en mi corazón de piedra.