sábado, 10 de septiembre de 2011

Nostalgia

Siento la nostalgia de tocar con mis pies descalzos el barro de mi tierra roja. Esa lluvia de otoño formada por los colores del alba, los silbidos de las hojas que reverberan hacia mi ventana.
Siento esa nostalgia que mi corazón palpita en desfase, escucho su llanto golpear en mi pecho y resonar en mi habitación.
Siento aquella nostalgia de mirar hacia el horizonte mientras el viento invernal baila en mi cara, respirar pureza con forma de polen.
Tengo tan arraigada esta nostalgia que, poco a poco, pasa a ser dueña de mis horas y solo el olvido deja a mi alma soñar con nuevas tristezas.

lunes, 25 de julio de 2011

Roja flor

He encontrado una flor roja en aquella plaza,
Como la que cultivamos los dos en el sur.
Regada con el amor incontrolable y puro
Que un día nos carcomió, a los dos.

Y tan solitaria en su vastedad aquella
Derramaba rocío por sus tristes pistilos.
Buscando en la soledad de su yerto destino
Un compañero como tú, o yo.

Quizás el tiempo desoje sus entrañas
Como la distancia al amor nuestro desojó,
Pero la semilla cae a la tierra fértil
Donde nuestro amor floreció.

Manjar del valle

He probado el manjar de otros valles
Como el tuyo sonriente probé,
Ya que tan inalcanzable sueño
No será de mi tacto otra vez.

Y lo probé sin rencor alguno
Pensando en la voz que desojé.
Que tu boca no será mía
Ni mirada tuya que dejé.

Ese sendero que recorrí
He de recorrerlo nunca más,
Pues en mi mente ronda tu aroma
Aunque lo pueda sentir jamás.

Y ofrecióse su fruto a mi boca
Y sin pensarlo lo arrebaté
Pero el dulzor aquel en mis labios
Provocó acordarme de su ser.

Y recordé aquel valle infinito
Del que fui dueño alguna vez.
Otro estará arando de su tierra
Donde mi amor un día sembré.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Extraño

Extraño pronunciar tu nombre.
Tu recuerdo vaga por mis tristes paredes.
En cada espacio de mi conciencia
baila tu risa de niña ajena.
El infinito parece más largo
cuando en mi mente aparece un abrazo,
alargando las noches más oscuras
de la ciudad de luces ciegas.
Es punzante tu mirada sobre la mía,
que aún recuerdo tus ojos sollozando
y bailando una lágrima en tu mejilla.
Recuerdo tus recuerdos,
y en cada segundo se esfuma
tu figura danzante
en mi corazón de piedra.

domingo, 17 de abril de 2011

Días

Llevo días sin saber que escribirte
(mis sesos están bastante desinflados)
ni conjugar ninguna palabra en tu nombre.
Llevo días sin saber como te encuentras
(creo que mi miserable existencia
te mantiene sin cuidado).
Ni el portero de aquellas casas
ha visto tu tranco indeleble.
Llevo cuatro días enteros pensando que estas muerta
(por lo consiguiente procederé acortarme
los dedos, uno por uno)
y tres de ellos he vomitadon toda tu existencia.
El faltante me lo pase tragando mi vómito.
Ya hace semanas que no recojes el diario
(mis dedos resultaron ser de goma
y mi sangre, un masticable)
ni revisas tu buzón que se embaraza con mis cartas.
Hace un año preferí olvidar aquellos sucesos inapropiados
(no por nada dejé mis sueños y mi trabajo)
y ahora me dedico a leer tus diarios y a escupir por la ventana.

martes, 2 de noviembre de 2010

I

¿no te gusta mi poesía?
pues rómpela, hazla jirones
y préndele fuego, pero ten en cuenta
de que te asfixiaras con el humo.

viernes, 22 de octubre de 2010

La tierra del sur

De aquí miro a mi sur lejano,
Distante e inigualable pedazo de tierra.
En ella conjugue mis más sabrosos sueños,
Mis amores ocultos entre aromos y huellas.

De mi ventana veo aquel arcoíris amarillo
Que de tiempo en tiempo humea en el horizonte.
Sus pilares sostienen las aves del cielo
Y su valle se enjuaga de verdes primaveras.

El polvo rojizo al caer gotas de madrugada
Entra en mis sentidos borracho y taciturno,
Despierta antiguos colores jocosos y rocosos
De maderas humeantes y llamaradas de lodo.

El canto angelical del gallo en la mañana,
La sierra reclamando vidas de palo reseco,
El olor a petróleo entra en el paraíso
Y una rutina perpetua que gusta al almirante.

Dejo mi vida llena de lágrimas en las zarzas.
La mora crece sin la mirada de su creador.
La vida vuela apacible por el viento
Que recuerda al hijo que un día dejó.

Mi alma se regocija al saber que es de esa tierra
Donde el canto del peñi una vez se escuchó.
Donde el zorzal planea libre entre los montes
Y los gigantes de acero olvidan su dolor.